Cómo curar el moquillo en perros: Cuidados y medicamentos
Cuando se diagnostica moquillo, es fundamental actuar de inmediato para reforzar al máximo las defensas del animal y controlar los efectos que el virus ejerce sobre sus sistemas respiratorio, gastrointestinal y neurológico.
El tratamiento del moquillo canino representa uno de los mayores desafíos en la medicina veterinaria, principalmente porque no existe un antiviral específico que elimine el virus. El enfoque terapéutico se basa en ofrecer cuidados de soporte intensivo, manejar los síntomas a medida que aparecen y prevenir complicaciones secundarias. En muchos casos, el éxito del tratamiento depende tanto del estado general del perro como de la rapidez con la que se inicia la atención.
Información importante

¿En qué consiste el tratamiento de soporte?
El tratamiento de soporte se enfoca en mantener estables las funciones vitales del perro y en reducir los efectos del virus sobre el organismo. Una de las prioridades es contrarrestar la deshidratación causada por vómitos y diarrea. Para ello, se recurre a la administración de fluidoterapia intravenosa, que permite reponer líquidos y electrolitos de forma controlada y constante.
Otra parte esencial del tratamiento es asegurar una nutrición adecuada, ya que muchos perros con moquillo pierden el apetito o no tienen energía para alimentarse. En casos leves, se utilizan alimentos palatables y fácilmente digeribles. En situaciones más críticas, puede ser necesario recurrir a la nutrición parenteral o por sonda para evitar la pérdida de masa muscular y sostener la función inmunológica.
Durante todo el proceso, el perro debe ser monitorizado constantemente, preferiblemente en un entorno hospitalario donde se puedan controlar los signos vitales, administrar medicamentos por vía parenteral y actuar rápidamente ante cualquier empeoramiento.
Uso de medicamentos según los síntomas
Aunque no existen antivirales específicos aprobados para tratar el moquillo en perros, hay una amplia gama de fármacos que se utilizan para manejar los síntomas y prevenir complicaciones. Por ejemplo, si el perro presenta vómitos frecuentes, se pueden administrar antieméticos que ayuden a estabilizar el estómago. En caso de diarrea intensa, el veterinario puede utilizar medicamentos que regulen el tránsito intestinal, siempre evaluando que no se enmascare una complicación mayor.
Cuando hay fiebre persistente, dolor o inflamación, se recurre a antiinflamatorios y analgésicos, siempre bajo supervisión profesional para evitar efectos secundarios. Si aparecen convulsiones, uno de los signos más temidos del moquillo, el uso de anticonvulsivos como diazepam o fenobarbital se vuelve esencial para proteger al sistema nervioso de daños mayores.
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También se incorporan en muchos casos medicamentos para reducir la secreción nasal, facilitar la respiración y mejorar la oxigenación, especialmente si hay afectación pulmonar. La elección del tratamiento depende del cuadro clínico y de la evolución del perro en los días posteriores al diagnóstico.
Prevención y control de infecciones secundarias
Uno de los mayores riesgos asociados al moquillo es la inmunosupresión. El virus ataca directamente el sistema inmunitario del perro, dejándolo expuesto a infecciones bacterianas secundarias. Estas infecciones pueden agravarse rápidamente y complicar el cuadro clínico, afectando órganos como los pulmones, el intestino o incluso el sistema nervioso.
Por esta razón, los veterinarios suelen administrar antibióticos de amplio espectro, incluso si no se ha confirmado una infección bacteriana específica. Fármacos como la amoxicilina, la ampicilina o la doxiciclina se utilizan para prevenir o tratar infecciones respiratorias y gastrointestinales secundarias, reduciendo la carga inflamatoria y mejorando la capacidad de recuperación del perro.

¿Es necesario hospitalizar al perro con moquillo?
En la mayoría de los casos moderados a graves, la hospitalización es altamente recomendable. Esto se debe a que muchos de los cuidados que requiere un perro con moquillo no pueden garantizarse en casa. La fluidoterapia, la administración intravenosa de medicamentos, el monitoreo neurológico y la atención de emergencias deben ser gestionados por personal capacitado en un entorno controlado.
Además, un entorno hospitalario permite aislar al perro infectado y proteger a otros animales. Esto es especialmente importante si se trata de un hogar con más de un perro o si el animal proviene de un refugio donde el virus podría propagarse con facilidad.
Los cuidados intensivos incluyen no solo el soporte médico, sino también atención de enfermería constante, control de temperatura, limpieza frecuente y adaptación a los cambios que pueda experimentar el perro a lo largo de la evolución de la enfermedad.
¿Cuál es el rol del tutor durante el tratamiento?
Aunque el manejo clínico depende del veterinario, el rol del tutor es crucial en cada etapa del proceso. La observación diaria del comportamiento del perro, su nivel de energía, apetito y respuesta a los tratamientos debe comunicarse con claridad al equipo médico. Además, en los casos en que el perro es tratado en casa, es indispensable seguir estrictamente las indicaciones sobre horarios de medicamentos, alimentación y control de síntomas.
Muchos tutores deben prepararse emocionalmente para una evolución incierta. La enfermedad puede avanzar incluso cuando el tratamiento ha sido aplicado correctamente, y es común que aparezcan secuelas a largo plazo. Por eso, el acompañamiento emocional y la comprensión del pronóstico son tan importantes como el tratamiento clínico en sí.
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¿Qué ocurre si hay signos neurológicos?
Cuando el moquillo afecta el sistema nervioso, el pronóstico se vuelve más reservado. En esta etapa pueden aparecer síntomas como temblores musculares, ataxia, movimientos involuntarios e incluso convulsiones frecuentes. En estos casos, el tratamiento se adapta para incluir medicamentos neurológicos y un monitoreo aún más estricto.
Algunos perros pueden estabilizarse con el uso adecuado de anticonvulsivos y cuidados intensivos, mientras que otros desarrollan secuelas permanentes. Es fundamental actuar con rapidez y no subestimar los primeros signos neurológicos, ya que indican que el virus ha atravesado barreras importantes dentro del organismo.
Preguntas frecuentes sobre el tratamiento del moquillo
¿Un perro con moquillo puede curarse completamente?
Sí, aunque depende de muchos factores. Algunos perros se recuperan sin secuelas, mientras que otros quedan con problemas neurológicos o respiratorios crónicos.
¿Es necesario usar antibióticos si el moquillo es un virus?
No combaten el virus, pero sí previenen o tratan infecciones secundarias que pueden poner en riesgo la vida del perro.
¿Hay terapias experimentales para el moquillo?
Sí. Se están investigando terapias antivirales, uso de anticuerpos y tratamientos neurológicos como la toxina botulínica, aunque aún no están disponibles de forma generalizada.
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